sábado, 1 de marzo de 2008

EL " TELEKINO " DE TORRES QUEVEDO

Los restos del TELEKINO
Zenón Azpiazu, patron del Telekino.
Don Gonzalo Torres Quevedo, hijo del inventor con Zenón Azpiazu.
El sabio ingeniero e inventor Torres Quevedo.
El celebre aparato, con sus resortes y valvulillas.

UN INVENTO ASOMBROSO.


El día 28 de Julio de este año de gracia en que nos encontramos, publicó El Noticiero Bilbáino entre el fárrago de sus noticias del extranjero una que textualmente decía así:
" San Diego.- Por medio de la T.S.H. se ha hecho maniobrar con toda precisión, desde la costa, al destroyer "Stoddard". En las pruebas y cuando el buque iba a toda velocidad hizo un impresionante viraje de 180 grados, junto a un cañonero cuya tripulación presenciaba el acontecimiento."
! Han visto ustedes que cosa!. Realmente estos yanquis son el mismísimo demonio en cuerpo y alma!. Leído lo que antecede , uno piensa: ! De qué no serán capaces estos diablos de inventores norteamericanos, a quienes se les ocurre nada menos que hacer que un barco ande solo y dé vueltas y haga lo que le dé la gana a unos señores que están tranquilamente en la orilla!.
Bien dijo aquél que dijo; qué maravilla, lo que no se ve en los Estados Unidos no se ve en ningun otro lugar del globo.
Quedamos pues, en que el invento que hizo andar solo al destroyer es un invento asombroso, si señor "asombroso". Pero.. lo sería mucho más , si no se diera la pícara circunstancia de que en Bilbao, o lo que es lo mismo , en el abra de su puerto, hemos visto exactamente una cosa igual ! hace más de veinte años!
! No os acordáis, lectores un poco talluditos , de las famosa pruebas del famoso "TELEKINO", invento genial del gran sabio español don Leonardo Torres Quevedo!.

LAS PRIMERAS PRUEBAS

; Torres Quevedo, el mismo. El ilustre inventor español, que hizo un autómata ajedrecista que juega todas las combinaciones imaginables con peones, caballos, torres, reyes y reinas, y no solo gana, sino que avisa a su contrincante si se equivoca; Torres Quevedo , el que fue a darles a los mismos yanquis con la badilla en los nudillos colgando sobre sus grandiosas cataratas del Niágara, el "Spanish Airtranway" que los turistas admiran con su gesto habitual.
Pues aquí, en el abra de Bilbao, hizo Torres Quevedo las primeras pruebas de su célebre "TELEKINO", un aparato que servía para dirigir desde tierra ó desde cualquier parte, un torpedo ó una embarcación a la que se podía dar todos los rumbos imaginables sin más que apretar un resorte o hacer funcionar una valvulilla.
Fue en una hermosa mañana estival, allá por la primera década de este siglo, cuando hallándose en medio del abra el yate "ELCANO" de la Junta de Obras del Puerto, a bordo del cual se encontraban los entonces reyes de España, las demás autoridades y numerosos invitados, un pequeño bote, provisto de un motor de hélice desatracó del embarcadero del Club Marítimo del Abra y sin que nadie lo tripulara navegó en torno del yate, orzó, zió, vino hacia tierra, volvió a salir y atracó por fin , suavemente, al costado de estribor del "ELCANO ", dando marcha avante y atrás, según fue preciso, hasta quedar perfectamente acoderado al guardamancebos de la escala.
Fue entonces cuando embarcaron las reales personas en el bote, que dicho sea de paso, tenia una banderita nacional, que se iba al tope ó descendía al ras del agua para saludar cuando convenía hacerlo, movida por las mismas fuerzas misteriosas que obligaban a dar vueltas a la hélice, y al timón a cerrarse a una ú otra banda, ó a marchar a la vía. Fue entonces cuando con los hoy señores de Borbón a bordo, desatracó el bote del costado del "ELCANO" y sin que él ni ella hicieran otra cosa que estar meramente sentados en las bancadas, enfiló el rumbo donde estaba fondeado el yate "GIRALDA" , para ir a hacer junto a él , otra magnifica atracada.
Y el autor de todas estas cosas, que tanto colmaban el asombro de los miles de personas que las vieron , era aquel señor de barba que en el muelle manejaba un pequeño aparato de su invención del que obtenía tales maravillas.

EL BUQUE DE LOS DOS CASCOS

Pasaron los años, y un buen día, allá por 1916, se recibieron en los diques EUSKALDUNA numerosas piezas de madera y hierro y una orden y unas instrucciones para montarlas. Las tales piezas, una vez aclopadas unas a otras y dispuestas según el plano enviado desde Madrid, donde todo ello se había construido, resultaron ser dos cascos gemelos, dos hermosos flotadores de tablas con tirantes de hierro de unos quince metros de eslora cada una y poco más de un metro de manga y de puntal.
Tenían en el plano superior y en sentido longitudinal unas aberturas circulares, con tapas metálicas que cerraban a tuerca. Sobre ambos flotadores se montó una cabina para los aparatos y otra , más a popa, para el gobernalle y para la caseta de mando; se dotó de hélices y timones al doble casco de embarcación y se lanzó el conjunto al agua, sin ceremonia alguna.
Es este extraño aparato que después estuvo mucho tiempo fondeado en el rio Galindo, por la parte de Lasesarre , y que ahora pude verse arrinconado en unos terrenos que la Junta de Obras del Puerto tiene en Axpe , se hicieron pruebas de más envergadura, dirigidos en ésta segunda época por don Gonzalo Torres Quevedo , hijo del inventor y no menos sabio al decir de quienes le conocen, que su ilustre padre.
Estas pruebas duraron bastante tiempo y sobre sus resultados , así como acerca de las condiciones del aparato, guardan el padre y el hijo el más impenetrable de los secretos.

EL TELEKINO A PIQUE

Deseosos de conocer algún detalle del periodo probatorio del raro buque de los dos cascos, buscamos quien pudiera proporcionarnoslos y fuimos a dar a fuerza de gestiones nada menos que con el patrón del TELEKINO. Era éste y es todavía y por muchos años, un experimentado marino de Santurce, experimentado más que por la edad, que es joven aún, por la practica de toda la vida en la navegación de las lanchas pesqueras de nuestra costa.
Don Zenón Azpiazu, que así se llama el expatrón del TELEKINO, nos dispensó la acogida más cordial que pudiéramos esperar.
Nos contó diversas aventuras de aquellos gloriosos días de pruebas, mostrándose altamente encariñado con don Gonzalo Torres Quevedo, de quien nos decía:
- Es tan listo como su padre, señor. Figúrese usted que un día falló la bomba del motor, el mecánico que llevábamos a bordo no sabía como arreglarse. Y don Gonzalo en un santiamén encontró el remedio. Utilizó la bomba de achique del barco y con ella se arregló para suplir la del motor.
- Otra vez- sigue diciendo-se produjo un incendio en el motor acaso por un escape de gasolina y cuando todos creíamos que estábamos perdidos, Don Gonzalo amagó el fuego y arregló las cosas de tal modo que seguimos navegando como si nada hubiera ocurrido.
Pero lo más terrible - añadió- nos ocurrió el día 15 de Abril de 1918. Había mucho mar , pues no salíamos a pruebas si no había, por lo menos, viento frescachón y mar arbolado, ya que el merito del aparato era que resistiera el mal tiempo.
- Yo iba al timón, a los timones mejor dicho, y llegó un momento en que observé que uno de ellos obedecía mejor que el otro. Intrigado por lo que ocurría, cedí las cabillas a otro compañero y fui a dar un vistazo a popa. Pronto me percaté que una de las tapas del flotador de babor había quedado flojo y por allí embarcaba agua en grandes cantidades.
-Dí cuenta de lo que acababa de descubrir y como no era posible por los continuos golpes de mar ir a apretar las tuercas de la tapa floja nos preparamos a convertirnos en náufragos. Estábamos a más de tres millas de Punta Galea y no se veía cerca ningún barco que pudiera acercarse a socorrernos.
-No tardó mucho en llenarse de agua el flotador de babor y cuando esto ocurrió , la embarcación entera dió la vuelta sobre dicho costado, que quedó sumergido, manteniéndonos entonces a flote agarrados como pudimos al otro flotador.
-Así estuvimos más de dos horas, animándonos unos a otros, y más que ninguno don Gonzalo, que nos dió a todos lecciones de serenidad.
-Al cabo llegó junto a nosotros el vaporcito de los prácticos, que nos recogió y nos salvó de una muerte cierta,pues estabamos ya desfallecidos y medio muertos de frio, pues del flotador no sobresalía más que lo preciso para podernos mantener agarrados a él , con el cuerpo dentro del agua, y era en Abril y con tiempo achubascado y malo.
-El " TELEKINO" fué recogido días mas tarde por la grua flotante de la Junta de Obras del Puerto, suspendiéndose por entonces las pruebas.
Así nos habló don Zenón Azpiazu, a quien brindamos desde aquí el testimonio de nuestra gratitud por el interesante relato que nos hizo.

NO ES COSA PASADA EL TELEKINO

El percance ocurrido al barco de los dos flotadores de madera, movió al ilustre inventor a sustituirlos por otros metálicos , y así fueron construidos en Madrid bajo su dirección otros dos flotadores de hierro, de mayor tamaño y de más diametro y fueron enviados a Bilbao para su montaje y armazón.
Pero vinieron nuevos tiempos y acabada, por no sabemos qué causas, la protección oficial que el Estado prestaba a estos experimentos, los flotadores nuevos, desarmados, yacen en Axpe, rodeando y ocultando en parte, a la vista del publico que pasa, a la vieja embarcación de dos cascos que dió la vuelta a tres millas de mar afuera en Punta Galea.
Sabemos que los señores Torres Quevedo, padre e hijo, no desesperan de armar el nuevo buque y repetir las pruebas de su invento que tan en secreto guardan.
Entretanto los yanquis tratan de asombrar al mundo haciendo maniobrar sin gente a bordo, al destroyer "Stoddard" en aguas de San Diego de la ex-española California.

Roger de Juval
23/08/1931

El Noticiero Bilbáino


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