viernes, 15 de febrero de 2008

GENTE DE MAR

Casa tipicas de pescadores en el barrio de La Portalada, en Santurce ( Foto Claudio)
El Muelle de Santurce. Al fondo el Serantes. ( Foto Claudio)

UN CUARTETO DE BRAVOS

Una de estas ultimas tardes, de las que más parecieran de Agosto, el cronista, siguiendo la corriente general, abandonó su puesto de lucha diaria en la villa de Don Diego y se metió en un tren que le llevaría en media hora a respirar la suave brisa del Cantábrico.
Nada de planes , nada de compañia, nada de objetivo determinado. Sencillamente a estar cerca del mar, a ozonizarse, a respirar el olor de las algas marinas y las caricias de un sol, que sin quemar, calienta.
Pero no todo le salió al cronista conforme había pensado; el tren iba repleto de viajeros, entre los que hubo de encontrar a más de cuatro y de ocho conocidos, el sol si no quemaba, picaba un poco más de lo que pudiera apetecerse, y el olor de las algas, allá en el muro del Relleno, se mezclaba lamentablemente con el de las sardinas puestas a asar en parrillas a la puerta de los merenderos y ! horror! , el aceite do se frien los churros.
Y resignado a su modo, el cronista pensó en pasear a lo largo del pretil para ver si hallaba modo de pasar la tarde.

SURGEN LOS CUATRO HEROES

Y en un recodo, pasada ya la cuadrada mole del edificio en que se hacen las subastas del pescado, el cronista se topó manos a boca con cuatro tipos clásicos del pescador de antaño, con cuatro bravos marinos viejos, en nada parecidos a los que ahora ayudan a girar la maquinilla encargada de extraer del agua la pesada red cuajada de plateados peces.
A un " Buenas tardes" expresado con el mayor afecto que al cronista le fué posible, contestaron los cuatro con un "Santas y buenas" revelador de la cortesia franca y sin doblez de las que se llevan incrustadas en el alma.
Y se inició la conversación y traducidas a términos burocráticos las frases de mutua presentación, dan con respecto a los cuatro bravos las siguientes filiaciones:
Numero uno: Eugenio Martinez Ortega, alias "Maqueto", de 66 años, pescador en sus buenos tiempos y santurzano de nacimiento y corazón.
Numero dos: Gabriel Ordorica y Ordorica, de 65 años, alias "Maceo", padre nada menos que de ocho hijas - ningún hijo- tan expescador y tan santurzano como el anterior.
Numero tres: Hipolito Elosu Larrinaga, de 58 años , el benjamín del grupo y sin apodo. Es el único que sigue pescando y que ha navegado en buques mercantes. Tiene un hijo, al que no quiso dedicar a la mar y es también del país de las sardinas buenas.
Y numero cuatro: Pablo Sarasua Gorostiza, de 69 años, alias "Pachón", pensionista de la Obra de Homenaje a la Vejez del Marino, lo que significa retirado de la profesión. Tambien tiene un hijo terrestre y también nació y se crió en Santurce , y pescó en sus aguas y en la de los puertos próximos.

EL GALOP DE LOS RECUERDOS

- Que tiempos !eh ! ! Si volvieran! - Entonces sí que había que tentarse la ropa- y no la de agua, que esa solo la tenía el patrón- para dedicarse a pescador.
- No es que los pescadores de ahora pasen una vida fácil. ! Buenos trabajos tienen los pobres y más cuando cae un poco de tiempo!.
- Pero no tienen comparanza con los de nuestros tiempos.
- No era nada aquello de salir a las dos o las tres de la mañana con una trainera de cuarenta ó cuarenta y cinco pies, con catorce remos y patrón y estar boga p´acá, boga p´allá millas y más millas hasta encontrar la "manjua".
- Y manejar aquellos "xxx"de veinticinco brazas y luego los bolinches y venir de recalada corriendo el temporal muchas veces y esperar la calma de los mares para pasar la barra y encontrarse al llegar con que otros más listos ya habrán vendido las sardinas y habrán hecho bajar el precio...
- ¿ Y cuando íbamos al homenaje?. Aquello sí que.... salir a treinta o cuarenta millas con un práctico a bordo y correr en regata con otras lanchas de prácticos para ver quien conseguía abordar el panzudo vapor o el airoso bergantín que luego había que remolcar a fuerza de remos cuando el socaire de la costa perdía fuerza y las velas quedaban como trapos puestos a secar.
- Y para lo que pagaban.. ¿ Os acordáis ?
- Diez reales por pie de calado daba el barco y cinco más el práctico, pá repartir entre todos.
- Con un barco de doce pies - no había muchos de más- ciento ochenta reales de reparto para quince hombres y la lancha.
- Y diez horas de remo, cuando no eran más.
- Y frios , y vientos y mares como montañas , y dias de no abordar un barco o perder la regata con otra lancha sin premio de consolación, y oyendo a veces las maldiciones y los insultos del práctico que llevábamos a bordo porque otro había cogido el barco con el que él esperaba ganar sus buenos duros.
- Nosotros sí que eramos pescadores de bancada , y no los de ahora, que cuando sale el barco se tumban junto al guardacalor y a esperar millas y millas , hasta llegar donde ha de hacerse la calada, y a la vuelta lo mismo. No rompen muchos estrobos los pescadores de estos tiempos.
-Habiendo carbón ó gasolina...Yo conocí pescadores.. ! de Valladolid!
Y así, durante una hora, fluyeron los recuerdos de las mentes de aquellos cuatro hombres de mar, a quienes el cronista pudiera muy bien aplicar el tópico consabido de "lobos marinos".

HECHOS CONCRETOS

- Vamos a ver señores, !Un poco de orden! Yo quiero conocer alguna historias autenticas, algun relato más o menos dramatico de que ustedes hayan sido testigos.
Y Eugenio Martin Ortega "el Maqueto" orgulloso de ser el numero uno en esta veridica narración, reclamó para sí el uso de la palabra y comenzó de aqueste modo;
-Era yo muy muchacho. Tengo ya 66 años y entonces apenas tenía 14 . Hace pues 52 años lo menos de esto que voy a contar. Figuraba yo enrolado como el cho de a bordo , en la lancha "Joven Antonio", patrón Tomas Gonzalez, ya difunto.
-Salimos una mañana de Santurce a pilotear y boga que te boga , llegamos a la altura de Castro sin ver un barco. Había algo de marejada y la lancha de cuando en cuando, embarcaba agua por la proa. Y yo con un modesto tanque, exbote de conserva, tenía que conservar el plan de la embarcación seco , achicando el agua sin parar, los brazos me dolían, créanme,.
- Voltejeando de un lado a otro, nos pasamos hasta media tarde, que logramos abordar un barco , a cuyo bordo pasó el piloto que llevábamos en la lancha. El barco , que era un bergantín goleta español de cuyo nombre no me acuerdo, venía en demanda del puerto de Castro y allí lo llevamos a fuerza de remos. Y luego a casa.
- Navegamos muy bien hasta la entrada de Santurce y cuando ya no nos faltaba nada !Pam! viene un golpe de mar - entonces Santurce no tenía el abrigo del rompeolas- nos coge del revés y pone la lancha quilla al sol. Mejor dicho a la luna, porque ya era de noche.
-La gente se echó al agua toda y como solo estabamos a veinte brazas del muelle, salieron facilmente a nado. Solamente yo quedé debajo de la lancha, agarrado a una bancada, y sin saber como. Salí sumergido hasta los hombros y con la cabeza en el vacio que quedaba entre la superficie del agua y el fondo de la lancha, que se me había puesto por montera.
-Así nos llevaron los golpes de mar, a la trainera y a mí, hasta el riachuelo que desembocaba en el muelle, precisamente al lado del lugar en que ahora se levanta el edificio del Ayuntamiento de Santurce.
-Para entonces ya se habian dado cuenta los náufragos de que faltaba el chó de a bordo y como yo a Dios gracias, tenía - y tengo- buenos pulmones, oyeron mis gritos y el práctico que llevábamos a bordo, Timoteo Castillo, se metió en el río, me largó un chicote y me sacó al hombro, llevándome a mi casa.
- Esa fué la aventura que me sucedió hace 52 años, que terminó en un río que ahora han metido en una cañería y va a salir a la mar, allá por el muelle del Puerto Franco.

LLEGAMOS AL DUO

- Ahora voy a hablar yo - exclamó Gabriel Ordorica y Ordorica, y voy a contar lo que nos pasó a este- Este era Eugenio- y a mí, que fué una aventura de mar y tierra. ¿ Te acuerdas?
- Ya sé lo que vas a contar.Venga, venga, habla tú , que yo ya conté lo mío.
- Pues que salimos con otros compañeros que ya no viven- que viejos somos- .
- No interrumpas , salimos en la lancha "Montellano", - Por otro nombre " Si Si"- Es verdad, en una amura tenía un nombre y en la otra el otro. Salimos pues de Santurce , al besugo, y antes de llegar a las "playas" nos cayó un tiempo que pudo mas que nuestros puños , y a fuerza de remos conseguimos despues de trabajos sin cuento , llegar al socaire de punta Sonabia.
- Mas allá de Castro, al oeste de Oriñon y en termino de Guriezo.
- Esto es, en Guriezo, donde estaba ya otra lancha de Portugalete. La fuerte marejada varó las lanchas entre peñas y nosotros las consideramos imposibles de salvar, y como no ibamos a estarnos alli hasta que nos despedazasen, nos pareció el mejor recurso volvernos a casa " a pie y sin dinero" adelantandonos en algunos años a los que supieron hacer de ese modo de viajar una lucrativa industria.
- Y al llegar a Castro..
- ! Hablas tú ó hablo yo! Al llegar a Castro nos encontramos con que la mar habia sacado entera y sana a nuestra lancha, que otra de aquel puerto recogió al garete y la llevó a remolquue hasta el muelle, no faltando quien viniera a Santurce a avisar a nuestras familias del hallazgo y a darles el pésame por creer - y era natural - que todos habíamos sido pasto de los besugos.
- Tanto es así que no quisimos embarcarnos .
- Pá no esperar a los compañeros que habían quedado atrás . Y seguimos andando a Santurce , !Vaya caminata!.
- Y si no habría sido por aquel buen señor cura, que se compadeció de nosotros...
- Ya se lo habrá pagado Dios . ! Te acuerdas de nuestra llegada a casa, ya de noche, cuando todos nos creian muertos!.
- !No me he de alcordar! Menuda juerga la que se armó en Santurce aquella noche. ! Cuanto tiempo hace de eso !
- No lo sé , más de treinta años, sí.

EL CUARTETO EN FUNCIONES

Y llegó el turno de hablar al tercero: Hipolito Elosu Larrínaga, el cargado de hombros, el que no tiene apodo, el que navegó en mercantes y pesca todavía, el benjamín de los cuatro.
-Yo alcancé también los tiempos de los remos y de la vela, pero mis recuerdos no son tan claros como los vuestros. Así que hablaré de algo mucho más moderno, pero que tiene la ventaja de tratarse de un caso que presenciamos los cuatro que aquí estamos.
- Ya sé, ya sé- atajó Maceo- de la explosión del "Victor Rita"
- Eso es . Hará unos doce años ¿Verdad?.
- Sobre poco más o menos. Fue un día al rayar el alba. Yo estaba..
- Tu te callas, me toca hablar a mí ! Oiga señor..!
El cronista se hizo todo oidos.
- Eugenio el Maqueto estaba embarcado en el vaporcito "Sota" y nosotros tres en el "Victor Rita". Al amanecer estábamos preparados para ir a la mar , aquí en Santurce, cuando de repente explotó la caldera de nuestro barco, con un ruido que hizo estremecer toda el Abra. Maceo se tiró de cabeza al agua y éste- Pachón- y yo nos quedamos a bordo, atontados. Pero el barco se hundía a toda prisa y no tuvimos mas remedio que lanzarnos a la mar.
- Por cierto que yo me tire con cerco y todo. Y no me costó trabajo con mi cojera, librarme de aquella dichosa red.
- En aquella triste ocasión de la que aún se acuerda todo Santurce, encontraron la muerte tres hermanos, que formaban parte de la tripulación del barco.
- Y nosotros nos salvamos de milagro.

BODAS DE PLATA DE UNA COJERA

Se trata de la que disfruta en su pierna izquierda, el veterano Pablo Sarasua Gorostiza, alias "Pachón", hombre de pocas palabras, en cuyo semblante se destaca la nota bien visible de honradez y austeridad. Da un poco de respeto la noble figura de este hombre de hablar pausado y preciso, que no había abierto la boca hasta que consideró que había llegado su turno de narrar. Y empezó:
-El día 13 de Diciembre de 1906, festividad de santa Lucia, embarcamos a bordo del vaporcito " Triunfo" para dedicarnos a la faena del besugo.
- Yo también iba a bordo- interrumpió Eugenio.
- ! Verdá es! Bien me acuerdo. Pues salimos y como a las dos horas nos cayó un tiempo como no ví nunca otro. El aparejo que teníamos lanzado quedó hecho tiras y tuvimos que abandonarlo.
- Y para buscar nuestra salvación pusímos proa al puerto de Bermeo.
- Agarrados los dos al guardacanal vimos llegar una montaña de agua.
- Y yo dije a todos: !Agarraos bien, muchachos , que esa mar nos va a llevar!.
- Y no nos levó a nosotros, pero arrancó con cuajo el puente.
- Y a tí te tiró por una banda y a mí por la otra con una pierna rota.
- Y te llevamos a popa resguardándote del viento cuanto pudímos, a ver sí podíamos curarte de algun modo. No querías - Dejarme aquí, atender el barco si no queréis morir todos. Yo no tengo salvación-, era lo que decías.
- Pues la tuve. Llegamos como Dios quiso a Bermeo, y me llevásteis a la clínica, donde estuve no sé cuanto tiempo, y de donde salí cojo para siempre. Y gracias.
- Pero no te quitó de seguir en la mar.- Claro que no. Hasta el extremo de que si vivo el 13 de Diciembre podré celebrar las bodas de plata de mi pata coja.

Roger de Juval
El Noticiero Bilbaino
Bilbao 1931





















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