miércoles, 25 de junio de 2008

El Infanta Maria Teresa, Buque Insignia del Almirante Cervera.
El Almirante Cervera







La bahía de Santiago de Cuba.






El Crístobal Colón






Oficiales






El Oquendo, embarrancado y ardiendo



SANTIAGO DE CUBA
VEINTE AÑOS HA


Hoy, tres de Julio , se cumplen veinte años de aquél día en que un puñado de valientes marinos españoles escribió la epopeya de la gloriosa derrota de Santiago de Cuba.
Era un día espléndido el tres de Julio de 1898.
En la bahía de la capital oriental de Cuba, cuya angosta bocana defendían a maravilla las fortalezas del Morro, la Estrella y la Socapa y las baterías de Cayo Smith, cuatro buques españoles se preparaban desde las primeras horas de la mañana a salir en busca de una gloriosa muerte.
Esos cuatro buques, cuyos nombres figuran ya con letras de oro en nuestra imperecedera Historia, eran los cruceros gemelos "Vizcaya", "Oquendo", "Infanta Maria Teresa" y el acorazado "Cristóbal Colón".
Los tres primeros eran los mismos que un alegre día , no olvidado por ningún bílbaino patriota de aquellos tiempos, fueron lanzados al Nervión entre intensas aclamaciones de una muchedumbre entusiasmada que veía en aquél acto el potente resurgir de la industria naval vizcaína , tan célebre en los remotos tiempos de las antiguas ferrerias.
El "Cristóbal Colón", primero de los acorazados modernos que enarboló la bandera roja y gualda, acababa de ser adquirido a la casa Ansaldo de Genova, y en él habían puesto sus esperanzas los gobernantes españoles.
Las cuatro embarcaciones , obedientes a la voz de mando del Almirante Cervera, héroe principal de la jornada, abandonaron su fondeadero, donde estaban en completa seguridad, pero en inactividad no compatible con el bullir de la sangre de nuestros bravos marinos y enfilaron la boca del puerto, llevando izado en las respectivas cangrejas el pabellón nacional, la gloriosa enseña que pasearon por el Atlántico y que se hundió con ellos en las azules aguas del Mar Caribe.
Y así, en pleno día, bajo un sol tropical que lucía espléndido en medio de un cielo de intenso azul, sin una sola nube, sin el mas mínimo cendal que empañara la limpieza del horizonte; así, despreciando el peligro , con la convicción del que va a sucumbir inevitablemente en una lucha, insensata, sí solo se atiende a los dictados de la razón, sublime, si se mira a traves del prisma de la Patria, salieron los cuatro barcos cumpliendo ordenes emanadas del gobierno, ordenes que no se discuten , que se aceptan a ojos cerrados, que se cumplen estrictamente, que se realizan al pie de la letra, aún cuando la vida vaya en ellas...
El mundo entero se asombró de aquél soberano gesto de obediencia.
¿ El mundo entero? !No! Hubo alguien que no manifestó su asombro, que si lo sintió, porque así tuvo que ser, tuvo que disimular para lanzarse sobre los casi indefensos barcos como el chacal sobre su presa , cuando el chacal es fuerte y corpulento y la presa un insignificante gozquecillo.
Ese alguien fue el enemigo que entonces luchaba contra España.
Ese alguien fue el espíritu de rapacidad del pueblo yanqui, de ese pueblo que ahora , en esta contienda que amenaza sumergirnos en un mar de sangre, invoca fanfarronamente su amor a la humanidad, a la Libertad y al derecho de gentes.
Ese alguien fue quién se ensañó rudamente con los cuatro buques españoles, que en desesperada y heroica defensa sucumbieron luchando contra fuerzas veinte veces superiores, tiñendo de sangre las aguas que bañan la costa cubana desde la entrada de Santiago hasta Punta Cabrera.
!Digno remate de aquella inicua campaña que empezó en la felonía del " Maine"!.
Ahora luchan los yanquis por la civilización y el progreso. ¿ Por quién luchaban hace hoy veinte años , el tres de Julio de 1898?

Roger de Juval.
Diario de Vizcaya.
Bilbao, Miercoles , 3 de Julio de 1918.






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