lunes, 21 de enero de 2008

LOS MARINOS VASCOS Y LA RUTA TERRANOVA

Terranova, territorio de pesca ..
del bacalao

LA PESCA DEL BACALAO

Un encuentro oportuno.
Viniendo días pasados en el tren de Portugalete, llamó nuestra atención la presencia en los diques de Euskalduna, de dos magnificos bous de alto tonelaje- en comparación con los demás buques de pesca- que esperaban turno para hacer reparaciones. Y pensando que era cosa de ir contando a los lectores algunas de las muchas peripecias que se suceden en naves de tal embergadura, quiso la buena suerte , que apenas puesto el pie en el puente del Arenal, nos topasemos de manos a boca con un joven oficial de la Marina Mercante, amigo antiguo a pesar de su juventud, de cuyas andanzas no teniamos noticia desde hacía algún tiempo, y el cual, a nuestras preguntas, dió la oportunisima contestación de que figuraba como piloto en el rol de uno de estos bous que acababamos de ver en los mencionados diques.



LAS RUTAS DEL NORTE

Comodamente sentados ante una mesa en la que nos fueron servidos los vermouths, instamos al marino a que nos contase cosas y he aquí el resultado de tan amable charla;
Los grandes pesqueros españoles que van al bacalao, que no pasan por ahora de la media docena, hacen dos campañas al año y en ellas obtienen por termino medio , unas mil toneladas de peces secos y unas veinticinco de aceite- el famoso aceite de higado de bacalao, terror de los niños - por año y barco.
Salen de nuestras costas , para la primera campaña, a principios de Febrero y se dirigen primeramente al puerto inglés de Cardiff, para proveerse de carbón y viveres y demás pertrechos, a fín de salir perfectamente equipados para las pesquerías.
Desde allí , unos buques van a Terranova, teniendo como puerto de base el de North Sidney, y otros a Islandia, donde establecen base en Reykjavik, capital de la gran isla danesa.
Estos ultimos parten hacia fines de Marzo hacia la isla de los Osos, al sur de Spizberg, y en Junio navegan hasta el Mar Blanco, en la costa septentrional de Rusia.
En Julio regresan los seis buques a Pasajes, con el producto de la primera campaña, y en agosto emprenden la segunda dirigiendose todos a Groenlandia y la peninsula del Labrador, al norte del continente americano.

LAS FAENAS

En la travesia a Terranova ó a Groenlandia, emplean los pesqueros andando a razón de nueve o diez millas por hora, unos diez o doce días de navegación, durante los cuales los aparejos de pesca permanecen de huelga forzosa.
Estos barcos , de unas miltrescientas toneladas de carga cada uno , van tripulados por un capitán, dos oficiales de puente, tres maquinistas, un radiotelegrafista y otros cincuenta hombres de tripulación , entre los que se encuentran varios especializados en el arte de tronchar, descabezar y salar el bacalao.
Llegados a los lugares de pesca, a las playas como ellos dicen, se largan los aparejos y el buque comienza la faena del arrastre, que es su sistema de pesca.
Y entre las varias caladas del dia , puede suceder que se cobren hasta treinta y tres toneladas de excelente bacalao, aunque lo regular es que no pasen de doce a quince toneladas en un día.
Tan pronto como entra el pescado a bordo, empiezan sus faenas los especializados, y el bacalao, descabezado y abierto se sala y se prensa con aparatos espaciales, depositandolo en las bodegas del buque, donde queda seco pero en verde, hasta que de regreso en España, se tiende en los secaderos al sol y en las estufas cientificamente construidas al efecto en la factoria que tiene la empresa en el puerto guipuzcoano.
Los barcos no tienen, pués, camaras frigorificas, ni les convendría tenerlas, porque en ellas habría que guardar el pescado entero y no sería negocio almacenar tál volumen de pesca del que solo se aprovecharía un reducido tanto por ciento. Es sistema preferible, por tanto, el prensado en verde con el que se conservan los peces en excelente estado.

LA VIDA A BORDO

No estan mal pagados los tripulantes de estos barcos españoles, que tienen su base de operaciones a tan larga distancia de la patria. Pero !que bien ganan lo que ganan !. No es facil hacerse una idea exacta de los sufrimientos, privaciones, la monotonia deprimente de los largos días de navegación y de estancia forzada de semanas y semanas sin comunicación alguna directa con el mundo.
Y luego, el peligro que acecha en todo momento, los témpanos flotantes más peligrosos que los grandes icebergs , porque estos se ven mejor a distancia, las nieblas frecuentisimas - el riesgo maximo de toda navegación -, la nieve, las ventiscas y el frio, el frio terrible, que en ocasiones llega y aún pasa de de los veinte grados bajo cero .
Para contrarrestar estas terribles incomodidades, estan a veces las cortas permanencias en North Sidney, en Reykjavik, en Exeter Bay y en algunos otros puertos, donde los marinos españoles son muy apreciados, más indudablemente que los franceses, que se distinguen por su desaliño en el vestir y por la rudeza peculiar de normandos y bretones, que no se dan en los vascos, siempre pulcros a la hora de abandonar las faenas diarias.
Y queda el placer de las excursiones cinegeticas en busca de los magnificos renos y de las sabrosas cabras blancas de la region polar. Y queda la contemplación de los magnificos paisajes polares y el placer de pisar sobre un témpano flotante mientras un compañero tira una placa desde el bote, y queda , sobre todo, el magnifico espectaculo que a tan pocos hombres es dado contemplar, el del sol de medianoche, bello sobre toda ponderación...

LOS QUE ALLI DUERMEN

Hay un paraje desolado de la costa groenlandesa, un pequeño cementerio sin tapias ni cipreses, donde tres toscas cruces señalan el lugar en que duermen para siempre, lejos de la patria amada, tres hombres que hallaron la muerte en las más trágicas circunstancias.
Uno es un pescador francés cuyo nombre desconocemos, victima de un accidente en un pesquero de su nacionalidad. Otro es el guipuzcoano Guillermo Arrieta.Este infeliz estaba cobrando el cable al izar el aparejo y se le enganchó un guante en un saliente del alambre del propio cable y como la maquinilla siguió virando, tras el guante se fué la mano y el brazo y el cuerpo entero y al llegar al tambor de la maquinilla, el infeliz pescador fué decapitado con tanta precisión que mientras el cuerpo caía inerte , la cabeza salió despedida y fué rodando y rebotando sobre la cubierta hasta quedar en el transcanil arrimada a un barraganete. Visión dantesca que no se borrará en mucho tiempo de los ojos que la presenciaron.
La otra cruz cubre los restos de otro humilde pescador, de apellido Alonso, que un dia de mucho frio tuvo la desgracia de caerse al agua, en un agujero entre el hielo, y extraido al punto por sus compañeros, vieron estos con horror que había bastado los escasos segundos de inmersión para que quedara totalmente congelado.
Hubo otro que cayó al agua y sufrió parcialmente los efectos de la congelación. A éste hubo que dejarle allí, entre una tribu de esquimales, para atender a su curación , que se logró en gran parte según se pudo comprobar al año siguiente, cuando fué recogido encontrandose extremadamente débil, por culpa del exceso de cuidados de las señoras esquimales.
Y por allí andarán, sabe Dios donde, los restos de tres infelices pescadores franceses, que en un día de tormenta se embarcaron en un bote para transbordar de un barco a otro y no aparecieron nunca más.

Roger de Juval
El Noticiero Bilbaino.
Bilbao Enero de 1932












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