miércoles, 4 de marzo de 2009

A LO LARGO DE LA RIA


El Llodio, frente al Ayuntamiento
comienzo del viaje

El Sotón

El Mariavi

El Montecillo

El Campo de Volatín

Gabarras, gasolinos, boteros...

El tranvía actual


BARCOS SIN HOMBRES, HOMBRES SIN BARCOS

PASEO EN EL TRANVÍA

Para llegar a adquirir un mediano conocimiento de lo que es la ria de Bilbao, sin formar parte de la tripulación de un buque que la frecuente , o sin ser gabarrero, botero o empleado de la Junta de Obras del Puerto, no existe mejor sistema que el de efectuar frecuentes paseos en el tranvía, desde San Nicolás hasta el transbordador del " Puente de Vizcaya".

La misma lentitud- en relación con los modernos medios de locomoción- del pase de los vehículos amarillos y las frecuentes paradas, aumentan las posibilidades del campo de observación, que se multiplican considerablemente si se sabe entablar a tiempo una conversación con personas enteradas, que no es difícil hallar en alguna de las secciones del largo trayecto a recorrer.

No cabe duda que es más emocionante un vuelo en un avión moderno, o una excursión en un tren de lujo a lo largo de paisajes desconocidos , pero yo recomiendo a cualquiera que tenga espíritu observador y sobre todo que no tenga prisa para ir a ninguna parte , este paseo en el tranvía que sigue el antiguo camino de sirga de Las Arenas , y más si se decide a dividirlo en dos partes perfectamente delimitadas, que son; la primera, entre Bilbao y Desierto-Erandio, y la segunda, desde este punto hasta el transbordador. Si luego quiere continuar hasta Algorta, por mí que no lo deje; pero ya desde Las Arenas en adelante dejará de ser el panorama de los muelles el que presencie y aunque no hay que negarle belleza a esta última parte del recorrido, son de otro orden muy distinto, más fáciles de comparar , a mi juicio, con otros bellos lugares esparcidos por el mundo tan poco frecuente, que hay que pensar en Hamburgo, en Nueva York o en Londres, y en muy pocos puertos más , para hallar algo semejante.

REVISTA DE BARCOS

Hétenos , pues, ya en un tranvía de la placa "2", bien sentados al lado de uno de los ventanales del lado izquierdo en el sentido de la marcha.
Como no nos interesa la derecha , no reparamos en el templo parroquial , ni en los escritorios de " la Estufa", y la Sendeja, ni en el Palacio Municipal , ni en la fila de chalets del Campo de Volantín hasta la Salve, ni en todos los etceteras que vienen a continuación. Nos sentimos decididamente izquierdistas, y así echamos una ojeada al muelle del Arenal, donde no es difícil ver y oir la maniobra a bordo del " Mariavi", el " Toñin", o el "Asunción", que echan en el muelle la carga general que han traído de puertos guipuzcoanos o montañeses; el "Sotón" o el "Llodio", que descargan carbón asturiano para la fabrica de gas; el "Antonieta" del que se sacan las tablas que vienen de Bayona o el inglés " Connett" o el "Blackhill", que dejan su negro carbón británico en las gabarras que están al otro lado, en Ripa.

Sigue su marcha el tranvía, y después de un vistazo esperanzado al punto en que " ha de ser" el puente de Begoña y de ver acaso la maniobra de apertura o cierre del Giratorio, que lleva trazas de inmortalizarse, se dirigen nuestros ojos a la margen de Uribitarte, que seguramente estará ocupada por un barco noruego que descarga bacalao, por un alemán de carga general - maquinaria o automóviles- un inglés con nombre español- de los macandros- ( de Mac Andrews) - y algunos de los de Sota, que no esta sujeto a una linea de itinerario fijo.

Pasamos con la vista el lugar en que estuvo la famosa grúa grande, y que aún conserva el nombre , y nos encontramos en seguida con el muelle de " La Vasca" o de Churruca , como realmente se llama y allí se nos presentan el "Cabo tal" , el " Cabo cual" y el " Cabo más allá" probablemente abarloados un par de ellos , esperando pacientemente su fecha de salida; un poco más lejos, sirviendo de divisoria al yate de la Escuela de Náutica, divisamos la chimenea chata y color crema , con la S y la A cruzadas , de un par de "Mendis", de motor, de la linea de cabotaje , o la negra con franja roja de algún " Transmediterráneo", o la de la cruz de hierro sobre franja blanca entre dos rojas , del noruego, también con nombre español, que trae a proa y a popa sus altas cubertadas de madera del Báltico, que va pasando poco a poco a los vastos almacenes de la Campa de Averly, o de los Ingleses.

Pasando de aquí, llegamos a un lugar en el que no nos es tan fácil espaciar nuestra mirada , pues el tranvía corre- vamos a decir- por un trozo de avenida separada del pretil por un parque deustotarra de no despreciable anchura; pero aún acertamos a ver , por entre las ramas de los arboles, el casco recién botado al agua y en el que se trabaja febrilmente para terminar la construcción , así como los mástiles , la chimenea y parte de la obra muerta de los que están en los diques secos reparando averías o simplemente tomando un baño de pintura de patente después de sometidos al duro masaje de la piqueta que arranca los moluscos adheridos, acaso en los mares tropicales.

Vemos tambien los que esperan turno para esta toilette gigantesca , y los veríamos mejor sin este obstáculo desagradable que encontramos por delante; este barco a medio desguazar que está atracado en la margen de acá, que parece un esqueleto puesto en pie mediante algún resorte , apuntando al cielo con el dedo, sin viento ni estaya, y en el más lamentable deterioro.

Pero esta vision semiapocaliptica, este despojo que no acaba de caer , no me impide oir el incesante martilleo de las remachadoras eléctricas de los diques, que ojalá no dejen de sonar , como por desgracia se teme, ni nos oculta la vista , un poco más allá, de un precioso barquito construido en muy poco tiempo, en esta banda de acá, en un solar que no hace mucho fue huerta, lo que nos trae a las mientes aquellos tiempos de las " vacas gordas" cuando para servir las necesidades de la guerra mundial se aprovechaban todos los cascos que flotaran y se recobraban barcos en ambas riberas , en vez de sembrar patatas.

DE UN TIRÓN, A ERANDIO

Perdemos de vista los diques secos y vamos avanzando a saltos - de cruce a cruce- por la estrecha Ribera de Deusto, trayecto asaz temeroso para los conductores de vehículos, por la prodigiosa cantidad de chiquillos que suelen surgir como atraídos por el riesgo de ser atropellados.

Vemos enfrente varios cargaderos de mineral, el último el famoso de "los baldes", que suelen estar inactivos, contemplando el paso de los remolcadores que van de fuera a dentro, o que acuden a hacer una aguada a Urgozo, o bien cambiando impresiones acerca de su soledad con las largas filas de gabarras semihundidas con el peso del carbón.

Un poco más allá podemos ver otra vez el noruego "Salamanca", o "Asturias" o " Cantabria", de la cruz de hierro en la chimenea, con sus cubertadas de cepilladas tablas , o acaso algún costero de carga general que no sabemos por qué no se habrá atrevido a dejar por la popa el Puente Giratorio.

Después , un largo espacio sin barcos, o con alguno ruin y de casco de madera, sin importancia, hasta que pasada la vuelta de Elorrieta se nos presenta la boca del Cadagua, con "El Condado" o " El Montecillo" descargando nitrato de Chile, o algún tanque, español o italiano- el excrucero " Mariseda"- con petroleo en bruto para la refinería de Zorroza.

Y luego, en los cargaderos modernos de mineral, algún barco extranjero de alto bordo, o los bilbaínos " Conde de Abásolo", o " Flora", o "Manu" que nada tienen que envidiar a aquellos, pues saben pasear dignamente la matrícula blanca del cuadrito rojo por todos los mares del mundo.

Un paso más , y después de la visión poca agradable del fondeadero de " Pepa Boya", primer parque de barcos amarrados que se ofrece a nuestra vista, atravesamos el famoso puente de Luchana y entramos en terreno de " La Pastelería", ya en el término de Erandio.

HOMBRES SIN BARCOS

...sucede a lo mejor, que se encuentran hombres que no se han visto en un montón de años, y que acaso han navegado juntos en barcos ya desaparecidos , o que se tropezaron casualmente la ultima vez en un suburbio de Génova, o en las bocas del puerto bonaerense.

De cuando en cuando se cuela la conversación de un viejo botero retirado por sus achaques de la vida activa de la mar, y entonces comienza la añoranza de los viejos tiempos y de los semiolvidados episodios. Vuelve el ineludible recuerdo de los viejos barcos de vela, con sus variadas denominaciones de bergantín, goleta, bergantín redondo, corbeta, pelagra, pailbote, y la difícil nomenclatura de sus foques, contrafoques, gahias altas y bajas, masteleros, juanetes, cangrejas, escandalosas y arrastraderas.

Se habla de los vapores antiguos, que cruzaban en uno o dos palos , como este " Navarra", que vemos aquí, ahora transformado, hasta el extremo de que no conserva de su primitiva estructura más que la irreemplazable " proa de violín" , pero debía de verse cuando era barco mixto de carga y de pasaje , de vapor y de vela, atracado en el muelle de San José, en la bahía de la Habana.

E instintivamente se vuelven las miradas al correo de este nombre, atracado enfrente , en el muelle de los astilleros de Sestao, y por asociación de ideas se recuerda su antiguo nombre de " Alfonso XIII", y se piensa en el que le precedió, aquel hermoso vapor en sus buenos tiempos, con cuatro palos, el trinquete y el mayor adornados con sus vergas que largaban lona al viento y ayudaban a la máquina para cruzar en diez días el Atlántico, desde La Coruña a la capital de Cuba.

Y se recuerdan los tiempos juveniles del servicio de la Armada, y según la edad de los nostálgicos interlocutores, salen a relucir los nombres de " La Victoria ", " Numancia", la " Nautilus", el " Pelayo", el " Conde de Venadito", el " Carlos V" , o el " Jaime", y el " Lazaga", y el torpedero número tantos y hasta el submarino letra tal.

Y no falta quien recuerde que pasó todo el " servicio" sin salir del puerto de Ferrol, ya en el arsenal, ya embarcado en la antigua fragata " Asturias" o en la corbeta " Villa de Bilbao", escuela de aprendices marineros.

Y cuando los grupos abandonan el embarcadero, no será para ir muy lejos, que a lo sumo cruzan la calle y se meten en la taberna, restaurant o café de enfrente, donde encuentran grato calor y nuevos tertulianos, en tanto que apuran el café, la copa o el chiquito, que pagarán los que pierdan al tute, la brisca, el mús o el dominó.

BARCOS SIN HOMBRES

No es tan grata la otra visión que se nos ofrece a los amantes de la Marina civil a nuestra llegada a Erandio. Desde aquí mismo podemos ver enfrente , envueltos en los humos de las altas chimeneas de la gigante factoría, un buen número de barcos amarrados por falta de flete. Este de chimenea a popa y dos palos por delante, a estilo petrolero; aquel otro de un solo mástil entre el puente y la chimenea, construcción bastante rara en nuestra ría; otros metidos en la dársena de Portu, que apenas si se ven desde esta banda, y luego, aquí mismo, los dos grandes cargos , que llevan más de un año sin levar ancla ni arriar los calabrotes; por la popa de ellos , otros dos , y luego otra pareja, de distintas contraseñas en las respectivas chimeneas.

Y la curiosidad nos obligará a seguir andando hasta Axpe, un delicioso paseo si el día está bueno, donde sentiremos aumentada la amargura que nos produce el ver tantos vapores arrinconados, tantos palos sin puntales en movimiento, tantas chimeneas sin rastro de humo.

Y aunque parezca que no, encontramos , sin embargo, una partícula de consuelo contemplando con atención los barcos amarrados, estos barcos que un solo hombre, el guardián de cada uno, se basta para cuidar. Este pequeño consuelo es el que nos sugiere la vista del tipo de construcción y sobre todo de los palos de cada uno de estos trabajadores de acero en paro forzoso.

Se ven entre ellos los antiguos palos machos, con mastelero; los palos-lapiceros que les siguieron en la moda; la jaula colgante, con sus drizas a la altura de de la cruceta del trinquete, para el blanco farol de tope, prueba de que el buque no tiene alumbrado eléctrico; se nota la ausencia de antenas de radio, o de dispositivos para su colocación, y no se ven en ningún caso, como no sea en algún buque en reparación, las crucetas de hierro modernas para amadrinar los puntales de carga y descarga.Y esto es lo que nos consuela, porque demuestra que las unidades amarradas son las viejas, las que han dado de sí todo lo que se les pudo haber sacado.

VUELTA RAPIDA
Dejaremos para otro día la segunda parte del paseo por la margen de la ría y dirijamonos al apeadero de Axpe donde tomaremos un tren del eléctrico, que en veinte minutos escasos nos hará desandar lo que anduvimos en el tranvía y a pie por espacio de un par de horas.

Roger de Juval
El Noticiero Bilbaíno
Bilbao Marzo de 1932



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