martes, 27 de agosto de 2019

La Noticia antes que el crimen.
El asesinato de Cánovas del Castillo.

Anteayer, viernes, se cumplieron los treinta y nueve años del día en que el anarquista Angiolillo mató a tiros en el balneario de Santa Águeda, hoy manicomio guipuzcoano, al Ilustre jefe del Partido Conservador español, a la sazón presidente del Consejo de Ministros, don Antonio Cánovas del Castillo.
Aún recuerda el cronista las amplias informaciones que publicaron los periódicos de la época, y muy particularmente los grabados explicativos en las revistas ilustradas, debidos al lápiz de los más afamados dibujantes de entonces, pues el fotograbado estaba casi en sus comienzos y no se empleaba, por lo borroso que solía salir, para asuntos de tan alta importancia como el asesinato de un Jefe del Gobierno.
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Recuerdo, pues, el grabado que mayor popularidad alcanzó, que era uno en que aparecía don Antonio semiderrumbado sobre un banco situado en la galería, junto a una puerta del balneario, en tanto que su esposa, doña Joaquina Osma, presa de enorme excitación, estaba en actitud de golpear con el abanico al criminal, que iniciaba la huida llevando aún en la mano el revólver humeante.
Pero no es al crimen en sí, execrable como todos a lo que el cronista quiere referirse, sino a la forma y momento en que llegó a su noticia lo sucedido en Santa Águeda.


Michele Angiolillo

Si de buenas a primeras afirmo aquí que el hecho ocurrió a las once de la mañana, como es verdad, y yo me enteré de modo oficial e indubitable de que ello había ocurrido, dos horas antes, o sea a las nueve de la mañana, parecerá una afirmación absolutamente fuera de toda lógica, algo así como una burda patraña que no merece ningún crédito. /
Y sin embargo, la afirmación es exacta, aunque claro está que requiere sus explicaciones.
El domingo, 8 de agosto de 1897, día de autos, como se dice en términos forenses, se encontraba el cronista en Cienfuegos, la bella ciudad cubana de la provincia de Santa Clara, la "perla del Sur", como se la llamaba, y se la llama todavía, pues no ha perdido ninguno de sus derechos a ostentar tan lindo nombre.
El cronista prestaba sus servicios , unos servicios muy modestos, a bordo del vapor correo "Argonauta" de la Compañía de Menéndez, de Cienfuegos, que tenía la exclusiva del transporte de correspondencia entre todos los puertos de la costa Sur de la isla, desde Batabanó hasta Santiago de Cuba.
El "Argonauta" estaba entonces amarrado en el puerto de Cienfuegos, en calidad de reserva, por ser el
buque menos lujoso de la flota, y por cierto no desamarró hasta el año siguiente, después de declarada la guerra entre España y los Estados Unidos, con tan mala fortuna que en uno de sus primeros viajes fué apresado por el crucero norteamericano "Nashvllle", a la entrada de Cienfuegos. y apresados asimismo el coronel de Sanidad militar, señor Cortijo y otros militares, mas la carga de armas y municiones que conducía el buque.
Coleccionismo: LAMINA ESPASA 29276: Vistas de Cienfuegos Cuba - Foto 1 - 132495317

Volviendo a nuestro cuento, el cronista salió aquella mañana de a bordo, a primera hora, para evacuar en tierra una comisión del capitán del "Argonauta" don Francisco Tarongí, mallorquín, primo carnal del entonces capitán general de la Isla, don Valeriano Weyler.
Al llegar a la esquina de las calles de Santa Isabel y Santa Clara, frente al famoso "almacén colorao", uno de los puntos más céntricos de la ciudad, le sorprendió la presencia de un negrito vendedor de periódicos, que pasaba a toda velocidad gritando: — !! Suplemento de "Las Villas", con el asesinato de Cánovas .!!
Eran las nueve en punto de la mañana. La cosa tiene su explicación natural en la diferencia de meridianos entre España y Cuba. Un corresponsal diligente, acaso de San Sebastián, cablegrafió a La Habana la noticia escueta del crimen, apenas cometido éste, y desde La Habana funcionó seguidamente el telégrafo a todos los puntos importantes de Cuba. 
Y esa fué la manera de aprovechar las cinco horas y media de diferencia entre un buen reloj en Sarta Águeda y otro bueno en Cienfuegos, para que el cronista y todos los vecinos de la ciudad supieran, dos horas antes, que se había cometido un horrendo crimen a mil quinientas leguas de distancia.


"El argonauta"



Cuando el cronista regresó al "Argonauta", pudo observar desde la entrada del muelle que le había prendido la noticia, pues ya flotaban al aire, en los dos palos y en el asta de popa, las banderas del "correo marítimo" izadas a media asta en señal de duelo.


Roger de Juval.

El Noticiero Bilbaino.

Bilbao, Agosto de 1936.

Este es el último articulo, aparecido en "El Noticiero Bilbaíno , firmado  por Roger de Juval.




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