viernes, 14 de mayo de 2021

TIPOS DE LA FERIA

Don Secundino Feijoo 


    No podía el cronista dejar de visitar en sus diarias andanzas por la feria, al célebre director de circos cuyo nombre encabeza la presente crónica.
    Y anteayer, domingo, confundido entre la baranda de gentes de todas clases, que desde la plaza de toros se dirigía a la Casilla, llegó el cronista hasta el solar trasero  de las Escuelas de Indauchu y allí se dispuso a entablar conversación con el popular Don Secundino.
    Y de que esta conversación fue larga y sustanciosa, podría dar harto testimonio el cronista, si apremios de tiempo y espacio no le obligaran a circunscribirse solamente a los términos más salientes de ella.
    Empezó el señor Feijoo dando cuenta al cronista de su nacimiento, hace ya más de medio siglo en Orense, de su niñez en la bella ciudad de las Burgas, de sus aficiones desde la más temprana infancia, a la equitación y a las cosas del circo y de como , al fin, vio su felicidad colmada al entrar , como ayudante, en una de las más notables compañías ecuestres que por entonces viajaban por España y Portugal.
    Desde entonces fue su mayor ilusión llegar a ser Director de Pista y dedicó todos sus afanes a la educación de caballos para trabajar en libertad  y a la alta escuela, llegando a ser en este arte un verdadero maestro, entre tantos que había entonces , cuando todos los espectáculos de circo eran a base del trabajo  de los " ecuyeres" ya casi desaparecidos de las pistas.
    Don Secundino conoció y trató a los principales números de circo que han recorrido los de toda España en el último cuarto de siglo, y unas veces en barracones de sus propiedad y otras en teatros, salones , circos y plazas de toros, lució su incomparable habilidad para formar compañías y para presentar siempre lo más saliente en el género, formándose un nombre que por sí solo constituye suficiente garantía de éxito.

    Y en amena charla que el cronista hubiera querido  que se prolongase horas y horas, fue relatando el señor Feijoo algunas memorias intimas de su vida; sus relaciones de arte con números que alcanzaron tanta gloria como la familia Cristiani, - progenitores de los modernos Pompoff y Thedy - Rovira y Dorinda de la Plata, ecuyeres notabilísimos; el célebre clown Cerdani, fallecido hace poco tiempo ; Victoria Altend, el Hércules femenino; el chimpancé " Morita", que tanto y tan justamente llamó la atención de todos los públicos; el arriesgadísimo  " Circulo de la muerte" que nadie había presentado en España antes que el señor Feijoo... Y tantas y tantas celebridades que hicieron que su nombre fuera conocido y estimado no solo en España , sino también fuera de ella, en Francia, en Italia y hasta en Portugal, el país clásico de los artistas de circo.
    Habló luego de sus competencias con otra Compañías igualmente acreditadas, como la del popular Enrique Diaz ; la de Doña Micaela Alegría, de rancio abolengo artístico; la de los célebres Hermanos Latur, Antonio y Raimundo que hicieron popular el seudónimo de " Mila ", con su globo aerostático y a los cuales sucedieron en fama y en nombradía  Manolo y Nicomedes Ruiz ; y la mísma de William Parish , que hoy continúa su hijo Leonard, nuestro actual huésped del Coliseo Albia.
     No podía faltar en la conversación entre Don Secundino y el cronista una alusión a los tres magníficos toros  amaestrados con los que el señor Feijoo recorrió toda España y gran parte de Francia , número de gran mérito  que actualmente recorre los circos andaluces  a cargo del profesor señor Manzano, lugarteniente de don Secundino.
    El circo de Feijoo no falta ningún año en Bilbao, porque su director es un enamorado de nuestra villa, de la que marcha siempre muy complacido, por la cariñosa acogida que el público le dispensa.
    Bien es verdad que siempre vienen con el señor Feijoo los números más notables que pueden encontrarse en el mercado artístico. Y no hay más que ver el programa del año actual.
    Y con un apretón de manos y una sincera expresión de agradecimiento , se despidió el cronista.

Roger de Juval
El Noticiero Bilbaíno. 
24 de agosto de 1920.


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